julio 25, 2009

“Infelices los niños”

Por Alejandro Juan José Palacio rusoconcordience@hotmail.com

Al panorama puesto al descubierto por las estadísticas se suma la realidad a la que se enfrentan los profesionales que deben asistir a los menores: la mayoría de los casos de abuso sexual, especialmente los que tienen como víctima a niños y niñas, ocurren dentro del ámbito de confianza.
Dentro de la esfera familiar existe innumerables casos de pedofilia, pero ¿cuando no se tiene un hogar tradicional donde vivir? Es en este caso que los recintos como los hogares de niños manejados bajo una mascara de bienestar y de amor fraternal y platónico se convierten en reductos de potenciales violaciones.
Este es otro reducto donde una persona puede hacer abuso de su poder y someter a satisfacer placeres sexuales pensando salir impune de sus delitos.
Uno de estos casos que sirve de ejemplo es el juicio donde al sacerdote Julio Cesar Grassi fue encontrado culpable por abuso sexual agravado en dos de los 17 hechos que se le adjudicaban, ambos cometidos contra “Gabriel” y condenado a 15 años de prisión por el Tribunal Oral número 1 de Morón.
¿Dónde quedó la justicia que encontrando culpable a un corruptor y violador de menores permite seguir viendo a los chicos que permanecen en la Fundación Felices los
Niños? ¿Dónde quedo la infancia y la fe de al menos un chico abusado por quien era responsable de su cuidado? Dónde buscaremos justicia si esta se burla de los hechos? ¿Qué ejemplo podremos dar si la realidad nos golpea y se burla en nuestra cara? ¿Cómo hacemos para recuperar a los miles de “Gabriel” que están deambulando entre el silencio y las lagrimas?
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